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  • Claudia Pandelara A.

Relactar después de 3 años


Tengo dos hijos. Cuando mi primer hijo nació no recibí ningún tipo de apoyo para establecer mi lactancia, todo lo contrario. En el hospital las matronas estaban impresionadas de la gran cantidad de leche que me salía, me pasaron un extractor y me dijeron que la botara en el baño porque mi bebé no alcanzaría a tomar tanto. Así lo hice.


Luego, al alta me dijeron que la alimentación del bebé tenía que ser a libre demanda, y que eso era 15 minutos por lado, cada 4 horas. Así lo hice.


Mi bebé lloraba, yo sólo lo paseaba, lo acunaba, le cantaba, lo intentaba hacer dormir, cualquier cosa, porque aún no habían pasado las 4 horas de regla que me habían mencionado. Mi hijo lloraba. Mi hijo tenía hambre. Pero yo estaba sin apoyo, sin nadie que me dijera cómo tenía que hacerlo en realidad. Mi hijo no subió de peso, pero no bajó (no sé cómo no bajó con ese ritmo de alimentación, pobre criatura). El doctor me indicó relleno, y me regaló un tarro para que probara como la toleraba mi bebé. ¡Yo estaba tan agradecida! ¡Pero que doctor tan bueno! ¡Me indica fórmula para que mi bebito por fin crezca y además me da un tarro! ¡Qué maravilla! Sin cuestionarlo lo hice, y la fórmula fue mi salvación.




Mi bebé empezó a subir de peso y a crecer. ¡Era feliz! Tenía un bebé sanito y gordito gracias al súper doctor y a la súper fórmula. Pasaron los meses y me empecé a encontrar con el mundo de la lactancia, empecé a leer, leí… leí mucho… aprendí, y supe que nadie me ayudó. Me di cuenta que nadie se tomó un minuto para evaluar verdaderamente cuál era el problema. Nadie me vio amamantando, nadie revisó acople, ni frenillo sublingual, ni retrognatia, ni siquiera nadie me dijo que libre demanda era ¡¡LIBRE DEMANDA!! Nada de minutos por lado, ni menos ¡¡cada 4 horas!! Nadie, nadie me ayudó.


Entonces me eduqué, me formé como asesora de lactancia, y se me abrió la mente. Conocí el mundo de la lactancia y agradecí al Universo.


Vino entonces mi segunda hija. Mi hijo mayor en ese momento tenía exactamente 1 año y 11 meses. Pensé que podría darle de mi leche aprovechando el vuelo de la bajada de la leche por el postparto y succión de la recién nacida… (Nuevamente nadie me ayudó con la lactancia, pero felizmente esta vez no era necesario).



Le ofrecí muchas veces, pero no, él no quería, “eso era para la bebé”…. Me extraje, le di muchas veces en vaso, se la tomaba feliz. Pero luego la vorágine de estar en casa sola durante el día, con dos niños pequeños; los celos, los “hermosos” dos años (que fueron muuuuuy intensos), las enfermedades, los contagios, las caídas, las labores de la casa, sacar los pañales…. En fin… tiempo para la extracción ya se me hacía muy pero muy difícil… dejé de esforzarme.


Los meses pasaron, mi hija menor cumplió un año. Los niños se fueron haciendo cada vez más hermanables, y mi hijo mayor empezó a decir que quería teta.


Yo no le ofrecía pero tampoco le negaba. Al principio sólo ponía su boca y no hacía nada. Pasado un minuto se levantaba para seguir jugando a la pelota. Lo hizo así, unas 5 veces en un período de 3 meses.


De un momento a otro, durante la noche, me pidió teta para dormirse. Pero esta vez fue en serio. Puso su boca y no supo succionar. Pero se quedó ahí durante 40 minutos. La leche empezó a fluir sola. Él solo tragaba. Desde esa noche empezó a pedir teta todos los días. No sólo para dormir, durante el día también.



De a poco ha aprendido a succionar. Tiene una succión débil y desorganizada. Verdaderamente prefiere que fluya sola y él sólo tragar, pero al menos ya aprendió a acoplar.

Aun así me sigue enterrando los dientes todos los días, muchas veces al día (Si, duele). De noche, medio adormilado mama perfecto. Pareciera que dormido se conecta con su ser cachorro y el instinto se hace cargo.


Pide teta para dormir. También durante el día. También cuando su hermana está mamando. También cuando tiene pena. También cuando tiene hambre. También cuando despierta. También cuando está aburrido…. En resumen, pide como cualquier niño a libre demanda, incluso pareciera que está recuperando el tiempo, a veces pide más que la chica.


Tengo un nuevo lactante. Tiene 3 años, y está aprendiendo a mamar.


Estamos comenzando nuestra lactancia, en el momento en que muchas están viviendo su destete.


No sé cuánto dure, pero por ahora nos dedicaremos a valorar cada gotita que le entregue.




Claudia Pandelara A. Asesora de Lactancia, Lactivismo Chile.

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