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Claudia Pandelara A.

¿Por qué es tan difícil estar acompañada cuando se es madre?



De partida, tenemos que saber, que una vez que nos convertimos en madres, nunca, NUNCA, nunca más, volveremos a estar solas… nunca… REPITO, ¡nunca! Sobretodo cuando quieres ir al baño tranquila, o cuando quieres sentarte a leer un libro, o ver algún programa en la televisión, o cuando quieres sentarte a comer un plato de comida caliente, o bañarte, o depilarte… no… nunca estarás sola…


Pero hoy quiero hablar de lo que es estar sola de adultos.


Hay un momento en la maternidad, en que tus amigos se alejan, tu familiares están muy ocupados, tu pareja trabaja y llega tarde, no tienes a ninguna persona que vaya a tu casa a ayudarte a limpiar, cocinar, lavar… y pasas un día, dos días, tres días sin ver a nadie... una semana completa, sin ver a ningún adulto con el cual interactuar… y te sientes sola.



Te sientes sola porque anhelas un cafecito con una buena conversación… anhelas que alguien llegue de sorpresa, te acompañe con un tecito, mire un rato a los niños para que te puedas duchar. Anhelas que un familiar quiera visitarte, y se quedara hasta tarde. Anhelas compañía. Y no es que no disfrutes la maternidad y pasar día y noche con tus hijos… es simplemente que te hace falta la presencia de un adulto.


Las horas se hacen eternas si estás sola, entre comidas, papillas, leches, pañales, baberos, cambios de ropa, siestas, llantos, caídas, etc, etc… en cambio, si pasas eso mismo con un adulto, que te ayude un poco, o que simplemente te acompañe y te hable, es un mundo de diferencia…


No por nada se dice que “para criar a un niño se necesita a toda una Tribu”, y efectivamente… se necesita tanto de la tribu para criar y maternar en armonía. Pero ¿qué le vas a hacer? No todos entienden la necesidad de compañía. Algunos creerán que por estar disponibles para alguna urgencia hacen más que suficiente, y si, se les agradece… pero tú necesitas tribu, sororidad, y compañía…



Si te encuentras sola maternando, voy a darte algunos consejos prácticos:


1.- Asume tu realidad. Sí, asume que estás enfrentándote sola al día a día… no esperes que llegue alguien o algo a acompañar tu día… asume tu realidad e intenta pasarlo lo mejor posible.



2.- Modifica tus palabras. Las palabras crean realidades. Cambia el “tengo mucho que hacer/trabajo con los niños” por “tengo harta entretención”. Cambia el “estoy cansada” por el “hoy tuvimos un gran día, hicimos muchas actividades”



3.- Encuentra en tus hijos a tus partners. Tus hijos pueden ser tus mejores amigos. Inclúyelos en tus actividades, crea panoramas para el día a día, una simple ida al supermercado, o una salida a caminar por el barrio, puede cambiar un día normal.



4.- No te hagas expectativas de nada. No hagas planes mentales de nada. Planear que te vas a bañar una vez que se pongan a dormir la siesta los niños, o que vas a lavar los platos o que vas a dormir o comer… no… no te hagas ideas de nada, porque seguro que uno se despierta y ahí quedaste con las ganas y la frustración. Es mejor ir viendo en el mismo momento lo que se te va presentando.



5.- No te pongas trabas. Eres suficiente, no te pongas trabas tu misma. Puedes arreglártelas perfectamente sola, puedes salir con tus hijos, llevarlos a la plaza, a los juegos, a pasear. Puedes hacerlo. Salir les va a hacer bien a todos. Abrígalos bien (o échales harto bloqueador solar), y sal a ver gente. Afuera hay vida, hay luz, disfrútala.



6.- Si tienes la posibilidad, rodéate de otras madres. Asiste a grupos de porteo, grupos de apoyo a la lactancia, clases de actividad física con bebés, etc. Vas a ver que hay muchas madres pasando lo mismo que tú, muchas madres que se sienten solas igual que tú. Conócelas, apóyate, apóyalas, míralas y reconócete en ellas. Ahora acompáñalas. También lo necesitan.



Claudia Pandelara A.

Asesora de Lactancia, Lactivismo Chile.

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