Soy mamífera
Soy mamífera...
En noches como ésta, en las que me desvelo un poco, me sumerjo en la admiración de mi propio ser. Mi ser madre, madre cuerpo, madre alimento, madre contención.
Estoy aquí, echada de lado, con mi cría prendida a mi teta. Me siento tan animal, tan primate, tan mamífera.
La cría, sin siquiera abrir los ojos, es capaz de encontrar mi pezón prodigioso y lleno de tanta vida. Empieza a cabecear, en el esbozo de un reflejo de búsqueda a estas alturas muy adulto. Pero lo conserva en secreto para nuestras noches. Entonces busca, sólo con el instinto, me encuentra, abre la boca y asoma la lengua, posicionándola perfectamente para que su oleaje estimule la salida de chorros de leche.
Entonces en la noche, oscura y silente, comienzo a escuchar la melodía maravillosa de la coordinación entre su respiración, succión y deglución. Todo perfectamente sincronizado. Escucho y vuelvo a escuchar. Me siento poderosa. El sonido de mi pecho lleno, invadiendo de leche su boca. El calambre que me genera el reflejo de eyección que exagera y dispara sólo por alcanzar, por ser suficiente, por satisfacer. La otra teta, celosa, comienza a llorar, y siento en ella un calambre aún más duradero… se pone dura, robusta, llena y esperando por rendirse ante ti.
Aquí estoy, aquí estaré. Seguiré admirándote, admirándome… admirándonos en este engranaje perfecto que somos sólo tú y yo. Aquí estaré toda la noche yo y mis tetas llenas y abundantes para ti.
Hoy me declaro... mamífera.
Claudia Pandelara A.
Asesora de Lactancia